Belén Valenzuela, la emprendedora que apostó por la sustentabilidad y vivir cerca del mar
Hace 3 años que la diseñadora de vestuario, Belén Valenzuela, decidió dejar definitivamente Santiago para radicarse en la bella y calma costa de arena negra, el paraíso de los surfistas chilenos; Pichilemu, VI Región.
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La decisión no fue fácil. Vivimos en una sociedad agitada, desde que amanece vamos de prisa, la sociedad va de prisa, no nos damos tiempo ni a nosotros mismos como individuo. Así, los que se atreven a dar ese paso son pocos, pero bien que vale la pena. “En ese tiempo yo trabajaba en una tienda reconocida del retail, y no me hacía sentido vivir en la ciudad. No me hacía sentido ni el retail, ni los tiempos, ni la filosofía de vida que hay en la ciudad (Santiago)”, confiesa Belén.
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Con la decisión ya tomada, la joven oriunda de Curicó volvió por un breve tiempo a su ciudad natal para aclarar su menta y pensar qué hacer con su vida. “Estuve un mes en Curicó y luego surgió la oportunidad de irme a Pichilemu, lo hice y trabajé en lo que pude; fui mesera por un tiempo, y, en mis tiempos libres comencé a teñir ropa”.
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Belén realizó estudió diseño de Vestuario en la Universidad del Pacífico y realizó su practica laboral con artistas textiles de la misma Universidad. “Siempre me gustó teñir con la técnica Shibori. Pauli Romero, jefa de carrera de la Universidad del Pacífico, me enseñó mucho de la técnica. Vas jugando con los doblados van a apareciendo formas, es muy entretenido”.
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“También participé en unos talleres de teñido en Montblanc, y esto me recuerda a mi abuela porque yo teñía desde chica con ella. Mi primer acercamiento a los teñidos fue con mi abuela y con la cajita dorada de Montblanc”,dice Belén.
Con el interés y pasión por el teñido, Belén vio una oportunidad laboral. Esta vez en algo que realmente le gustaba. Y así fue como nació su emprendimiento, Lado B. “Era tan terrible mi angustia de volver a trabajar con otra persona, era tanto mi angustia, que no había posibilidad de volver a eso. Así que comencé a teñir y subir fotos a Instagram y logré un punto de ventas”.
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Con la pandemia comenzó a la venta online, lo que ayudó a masificar la venta. Lado B cuenta con únicos diseños new comfort, una tendencia que surgió hace poco más de un año a raíz de la necesidad de encontrar prendas cómodas y estilosas con las que estar en casa, y que no ha hecho sino crecer con el paso de los meses. Ideal para practicar Yoga o simplemente sentirte cómoda. “Con la pandemia dejé de ser mesera, y me enfoqué de lleno en mi proyecto. La gente comenzó a conocer a lado B, un estilo cómodo, hecho con algodones naturales, nada sintético”.
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Hoy, la emprendedora sabe que tomó la decisión correcta, no solo por su salud mental, sino que por haberse atrevido a desarrollarse en algo que realmente le apasiona. Finalmente, conseguir eso en esto tiempos es un lujo, pero se puede. “Creo que lo más importante es la constancia y la disciplina, y que da lo mismo cuantas cosas puedan salir mal en el camino, hay que seguir. Pienso que eso es lo más difícil, muchas veces quise abandonar por que salía algo mal, pero al final si fuese así, nunca vas a lograr concretar cosas en tu vida. Hay que cruzar ese camino y continuar”.
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Para Belén, la pandemia le permitió ese momento de soledad único que te permite darte cuenta del espacio en el que te encuentras y de escucharte. “Creo que a muchos nos pasó que con esta pandemia nos dimos cuenta de lo acelerada que iba nuestra vida, tener que llenar tantos espacios, cumplir con un trabajo demandante, actividades sociales, etc. No nos escuchamos a nosotros mismos. Hoy no soy esa persona que tiene que llenar todos los espacios”.
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En cuanto a la sustentabilidad y en base a su experiencia en el mundo del retail, Belén no cree realmente que exista aún un cambio importante en la industria, y hace un llamado a preferir productos más naturales que contribuyan efectivamente con el bienestar del medioambiente. “El retail trabaja un volumen de ropa impactante. Hay desechos de ropa que no se vende y se acumula. Me encanta la ropa, pero igual me duele la guata el hecho de vender ropa, sabiendo los volúmenes que hay en el retail y que no hay interés por bajar su volumen de producción. Por eso trato de usar la menor cantidad de agua, trato de reciclar y el teñido es una excelente alternativa para reutilizar”.
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Finalmente, Belén cuenta que previo a la pandemia dictó talleres sobre Shibori y que espera poder retomarlos en verano. “Lo que tiene el Shibori es que es como una desconstrucción mental constante porque nunca vas a tener el control total de la técnica. Es muy mágico, porque por mucho que yo tenga una colección, nunca un modelo va a ser igual al otro. Y eso me gusta entregar en los talleres, enseñar que estás aprendiendo más que una técnica, una filosofía de vida”.
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